CIGUERA
Descripción
El pueblo de Ciguera se encuentra situado en el valle del río Dueñas, pequeño río que se abre paso entre las montañas del Parque Regional de Riaño y Mampodre, a lo largo de nueve kilómetros de longitud desembocando en el río Esla, a la altura de la Vegalión en Las Salas. Perteneciente al Concejo de Aleón junto con el desaparecido Huelde, Las Salas, Valbuena, Salamón y Lois y a la Merindad de Valdeburón hasta que en el siglo XIX desapareció la Merindad al dividirse España en provincias.
Situado aproximadamente a 1000 metros de altura, sus montañas son refugio de una rica fauna (venados, jabalí, zorro) siendo el rebeco, señor de estos agrestes parajes sobre los que se alzan las enhiestas cumbres de los Escobalines y de Las Fuentes.
Las rocas del sustrato son todas muy antiguas, de edad paleozoica, cuarcitas, pizarras y calizas, deformadas por las orogenias herciniana y alpina, manifiestan distinto comportamiento ante la erosión, así la red de arroyos y en concreto el río Dueñas ha actuado de distinta forma sobre pizarras, más deleznables, que sobre cuarcitas y calizas, mucho más duras, creando auténticas hoces como las Cuevas de San Antonio y el Ventaniello.
Un clima frio y húmedo, unido a la elevada altitud media, se traduce en unas condiciones óptimas para el desarrollo del típico bosque atlántico de hayas en vertiente de orientación norte: Abiao, Tejedo o de robles en solanas: Boría, junto con otras especies como avellanos, acebos, abedules, fresno, serval del cazador o mostajera. En los lugares donde la altitud endurece tanto el clima que imposibilita el crecimiento de árboles, salvo el tejo, y donde el pastoreo y las talas ha sido muy intenso, el bosque deja paso al matorral de escobas, brezos y anabios. La erosión glaciar ha hecho de los Castros de Ciguera un paisaje único en el valle del río Dueñas y una fortaleza natural inexpugnable.
El fundamento principal de su economía fue hasta hace veinticinco años la ganadería. La propiedad individual corresponde a prados y huertos situados en las zonas más bajas de los valles. Sobre las laderas de las montañas y en las zonas más elevadas se encuentra la explotación comunal. Enclavadas en estas zonas de pastizal, los puertos pirenaicos (Puerto Grande y Puerto de Viscatalina) han servido de pasto hasta hace veinticinco años al ganado trashumante, merinas, que tanta influencia ha tenido en la vida económica y cultural del pueblo desde siglos pasados. Ahora, el ganado vacuno procedente de otras Comunidades Autónomas pastan prados y terreno comunal en régimen extensivo.
En los años noventa, mediante hacenderas y pequeñas ayudas de las administraciones se realizaron obras de restauración medioambiental de la entrada al pueblo, es decir la Varga y el entorno del Cementerio; obras para conservar el legado de nuestros antepasados relacionado con la arquitectura del común: la fuente-lavadero-bebedero, el potro, el bebedero de la calle Cimera, la pared de la Plaza de la Iglesia, la fábrica de Luz-Molino harinero, el puente de madera sobre el río Dueñas denominado del Navarín o de las Ovejas.
También a finales de esa década se restauró la Iglesia, que tiene sillarejo de labra muy fina en esquinas, puerta y ventanas, arcos y machones, arcadas del pórtico y su esbelto y bien proporcionada espadaña, con escalera de hierro para acceso a la plataforma del campanario externa. En su interior destaca el Retablo Barroco procedente de la Catedral de León, según documentación existente en el Archivo de la Catedral de León.
En los últimos años se ha restaurado más arquitectura del común: en la calle Cimera la Casa- Escuela, en cuya planta baja se encuentra el Teleclub y justo enfrente se encuentra la bolera, pista de pin-pon y aparatos para hacer ejercicio físico. El dintel de la puerta por la que se accede a ese espacio pertenecía a la puerta de la cuadra de la Casa Rectoral y está fechada en el año 1797. Justo debajo de la bolera está el Parque Infantil. Estos espacios de recreo durante los meses de verano vecinos y visitantes comparten momentos de ocio.
Siguiendo por la calle Cimera nos encontramos con un edificio totalmente restaurado, que era el Toril y el Salón del pueblo. Otro edificio restaurado es la Caseta de Pastores del Puerto Grande; se han construido el bebederos como el del Camperón, el de la Palombar y el del Joyo. Se han arreglado caminos como el de la Pandiella, el Jaido o el que conduce a Traslagobia o al Puerto Grande.
Son notorios los restos arqueológicos de corrales en el Prao Las Ovejas, la Majada Vieja o el Joyo en el Puerto de Viscatalina; los Corralines, la Majada del tío Aquilino o la gran majada justo encima del bebedero del Camperón y los praos de las Corras de Ordás en el Puerto Grande. Por último el corral de las Novillas en medio del monte de Aviao es espectacular.
Si bien durante la primera mitad del siglo XX todavía se conservaban casas con techo de paja en Ciguera, lo que nos vamos a encontrar recorriendo sus calles son de finales del siglo XIX, cuatro casas de corredor y una de galería, esta última en la calle la Reguera, justo detrás de la Iglesia; casas con balcón, que se construyeron en torno a los años veinte y treinta (en algunas aparece la fecha de su construcción en el dintel de la puerta). Asimismo se conserva una portada similar a la de la casapalacio de los Castañones de Lois, que se ve desde la calle la Reguera y corresponde a “La Casona” perteneciente a Joaquín López, juez de Paz en el siglo XIX.
En los últimos años se ha protegido mediante barandilla de hierro el acceso a un mirador que se encuentra a la entrada del pueblo con la señalización “Balcón de Pilatos”. Sentado en el banco se pueden contemplar picos como el de los Escobalines, Las Fuentes, Castaño, las Pintas, el pico Cotoluengo erguido en medio del monte de Aviao, los Castros, el río Dueñas, la fábrica de luz-molino harinero, el puente del Molino o los Escobios de arriba y de abajo, entre otros parajes.
Localización